domingo, 28 de diciembre de 2008

Sinceramente


En estos tiempos (desde hace unos 200.000 años) las cosas tienen valor por su escasez. El oro, el petróleo, el diamante. Todos ellos no valdrían madre si fuesen tan comunes como las piedras que se ocupan en los caminos de ripio. Quizás oro y diamantes podrían guardar su valor estético, lo cual los apreciaría, pero nunca tanto como lo que significan en economía. En este mundo en el que vivimos, si algo se valora por su escasez, el mejor y más preciado bien debería ser una sonrisa. Miren cómo faltan en los rostros de las personas, siempre estresadas, siempre tan falsas. Una sonrisa sincera, sin aditivos ni preservantes; ese es un buen regalo. Guárdenlo, como ese sueño que no quieren dejar ir.

No hay comentarios: